Encuadre   
31 de marzo de 2025

F) La UNAM y su mirada al universo. La exploración del cosmos con Sloan Sky Digital Survey

Por: José Eduardo Méndez
México ha desempeñado un papel clave en la astronomía internacional desde sus épocas más tempranas. No es casualidad que una clase de nebulosas formadas a partir de chorros de gas expulsados por estrellas jóvenes lleve el nombre de objetos Herbig-Haro; el astrónomo mexicano Guillermo Haro los identificó desde suelo nacional. Tampoco es coincidencia que varias nebulosas planetarias hayan sido catalogadas con las iniciales de los astrónomos mexicanos Manuel Peimbert y Rafael Costero. Mucho menos es fruto del azar que la astrónoma mexicana Silvia Torres Castilleja haya presidido la Unión Astronómica Internacional, la organización de profesionales de la astronomía más grande e influyente del mundo. 

En la UNAM nos mueve ese legado y la pasión por el conocimiento, lo que nos ha motivado a trascender fronteras geográficas y tecnológicas para mirar al cielo en busca de saber. Desde hace más de una década la UNAM es un socio fundamental del Sloan Digital Sky Survey (SDSS), un ambicioso proyecto internacional que en cada edición reúne a algunas de las mentes científicas más brillantes del mundo para plantear y resolver enigmas apremiantes de la astronomía que requieren gran cantidad de observaciones. 

En actual edición, la quinta, el SDSS-V ha impulsado tres proyectos: el Milky Way Mapper, el Black Hole Mapper y el Local Volume Mapper, enfocados en la arqueología estelar, la física de los agujeros negros y la interacción entre las estrellas y el medio interestelar. Para lograrlo se han optimizado dos observatorios astronómicos: el Observatorio de Apache Point  en Estados Unidos y el Observatorio de Las Campanas en Chile, que realizan observaciones ópticas e infrarrojas. El desarrollo de cada uno de estos proyectos ha representado un desafío monumental en cuyo diseño, construcción y operación los científicos de la UNAM han desempeñado un papel clave, así como en el análisis científico de nuevas tecnologías y sus productos. 

Cerca de cinco millones de estrellas de la Vía Láctea están siendo observadas como parte del Milky Way Mapper. Al llegar a los telescopios su luz se descompone en sus elementos más esenciales, conocidos como espectros. Al analizar las características de estos espectros, la astronomía puede determinar su masa, edad, estado evolutivo, composición química y estructura interna. 

Los millones de objetos estudiados en esta misión superan en número y cobertura a los de proyectos previos. Así, es posible comprender mejor el origen de las distintas generaciones de estrellas en la Vía Láctea y reconstruir parte de su historia. Este estudio funciona como una especie de arqueología galáctica, donde las estrellas actúan como vestigios que permiten descifrar los eventos del pasado. 

Pero las galaxias no sólo están formadas por estrellas, sino también por gas y polvo, elementos que interactúan constantemente entre sí. Comprender estas interacciones ha sido un desafío histórico ya que las galaxias cercanas cubren grandes zonas del cielo y hasta ahora sólo podían estudiarse a detalle en regiones limitadas. 

El Local Volume Mapper ha cambiado este panorama con un nuevo telescopio óptico que captura espectros tridimensionales del plano de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes y otras galaxias cercanas. Con cincuenta y cinco millones de espectros, ahora es posible comprender mejor cómo los procesos internos de las galaxias se conectan con sus fenómenos globales. 

La curiosidad por el Universo también abarca algunos de los fenómenos más exóticos del cosmos: los cuásares; núcleos brillantes de ciertas galaxias con agujeros negros supermasivos que devoran el material circundante. A medida que el gas y el polvo caen en el agujero negro, forman un disco que se calienta a temperaturas extremas y emite una enorme cantidad de radiación capaz de sobrepasar la emisión de luz de la galaxia que lo hospeda. 

Con el Black Hole Mapper se está estudiando la luz de cerca de trescientos mil cuásares, lo que permite estimar con gran precisión su masa, velocidad de giro y otras propiedades clave. Estos datos son fundamentales para reconstruir la historia de la formación y la evolución de los agujeros negros desde los inicios del Universo hasta la época actual, así como su relación con otras características observadas en las galaxias que los albergan. 

La UNAM se mantiene a la vanguardia de los grandes proyectos científicos internacionales y un pilar clave de este liderazgo es su participación en el SDSS. Los datos generados por este proyecto son la base de numerosas investigaciones en curso, muchas de ellas dirigidas por estudiantes y especialistas mexicanas y mexicanos.
Eduardo Méndez Delgado es un astrofísico mexicano especializado en la física y química del medio interestelar. Estudió física en la UNAM y se incorporó como astrofísico residente en el Instituto de Astrofísica de Canarias, donde obtuvo su maestría y doctorado. Fue contratado por la Universidad de Heidelberg, Alemania, para contribuir en el desarrollo científico del proyecto internacional SDSS-V Local Volume Mapper. Se considera un experto internacional en el estudio detallado del medio interestelar. Ha recibido, entre otros, el Premio Ernst Patzer 2024 (Instituto Max Planck de Astronomía).
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