Encuadre
31 de marzo de 2025
X) San Pedro Mártir en el futuro. La continuación de una larga historia de colaboración internacional en México
La astronomía ha sido una ciencia internacional desde hace siglos; una historia en la cual México tiene una participación notable. Testimonio de ella son el viaje del Chappe d’Auteroche a San José del Cabo, Baja California Sur, para observar el tránsito de Venus en 1769; la misión que dirigió Francisco Díaz Covarrubias de astrónomos mexicanos a Japón en 1874 para observar el siguiente tránsito y desde el inicio de operaciones del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), la Carta del Cielo, la instalación del primer telescopio (de 1.5 metros) en San Pedro Mártir y los últimos telescopios instalados ahí. Todas fueron colaboraciones internacionales.
Los proyectos actuales de astrofísica son cada vez más grandes y complejos y requieren la participación de personal de numerosas instituciones para enfrentarlos exitosamente. A diferencia de los proyectos de telescopios anteriores, más generales, los proyectos recientes usualmente tienen objetivos científicos mucho más enfocados a la solución de problemas particulares, lo que exige diseños e instrumentación más especializados.
Puede resultar sorprendente, pero no existen tantos lugares idóneos para la instalación de infraestructura astronómica. Sitios donde coinciden cielos oscuros y limpios, con baja humedad, poca nubosidad y poca turbulencia son escasos en el mundo; verdaderos recursos naturales que existen casi únicamente en las sierras altas cercanas a los océanos. Aunque son características naturales, la limpieza y oscuridad del cielo son muy sensibles a la actividad humana en la vecindad, debido al crecimiento demográfico y al desarrollo económico, por lo que su conservación requiere de protección legal. La Sierra de San Pedro Mártir es uno de estos pocos sitios privilegiados y afortunadamente cuenta con cierta protección legal.
¿Cómo será el OAN en la Sierra de San Pedro Mártir en el futuro? La respuesta dependerá de muchos factores, pero el desarrollo requiere fundamentalmente de inversión en infraestructura y personal. Y además de instalar una infraestructura y ponerla en marcha, hay que mantenerla a lo largo de su vida útil, lo cual asciende en general a entre cinco y quince por ciento anual de su costo inicial. El OAN depende del Instituto de Astronomía de la UNAM, así que la capacidad de su personal para identificar los problemas claves y crear las colaboraciones necesarias para resolverlos definirán el futuro de San Pedro Mártir.
Me imagino que el OAN en la Sierra de San Pedro Mártir se desarrollará principalmente a través de colaboraciones internacionales enfocadas en proyectos científicos específicos, que es la tendencia actual. Espero que figuren censos prominentemente, porque aún quedan muchos huecos en nuestro entendimiento de las conexiones entre los estados evolutivos de estrellas y galaxias. Los posibles temas de investigación cubren un espectro muy amplio desde nuestro Sistema Solar y los planetas en torno de otras estrellas, hasta el gas, el polvo y las estrellas dentro de nuestra Vía Láctea y más allá. Una cosa es entender que estrellas de ciertas características producen remanentes de distintos tipos, pero la contabilidad de cuántas hay de cada clase es una información poderosa, si bien frecuentemente faltante para aclarar qué tan probables o variables son los procesos involucrados en estas transformaciones. En particular, el cielo variable, desde nuestra vecindad hasta el universo lejano, es un ámbito particularmente fértil. Entendemos que los núcleos activos de galaxias se deben al consumo de material por los agujeros negros en sus centros, pero nos falta conocer bien la fracción de núcleos que son activos y con cual grado de actividad, lo cual es fundamental para entender la tasa de crecimiento de esos agujeros negros y sus posibles efectos en sus galaxias anfitrionas.
Sería deseable que el desarrollo del OAN en la Sierra de San Pedro Mártir incluya también infraestructura más general. No es factible estudiar todo a través de proyectos dedicados a problemas específicos y aun esos casos se verán beneficiados con observaciones más detalladas de muestras bien definidas. Es probable que tales estudios exijan un telescopio con un diámetro de cuatro a ocho metros, no tanto para estudiar objetos muy lejanos o muy débiles, sino para observarlos en minucioso detalle con instrumentos ultraprecisos. La naturaleza es compleja y solamente estudios muy detallados nos permiten revelar claramente esa complejidad.
Pensamos primero en los telescopios e instrumentos porque son retos del desarrollo tecnológico, pero la parte humana siempre ha sido fundamental, tanto en el sitio como en las compañías locales y nacionales. En el pasado, el OAN ha fungido como semillero para ayudar a desarrollar estas capacidades tecnológicas en el país, este proceso continuará en el futuro.
Michael Richer es un astrónomo canadiense, investigador en el Instituto de Astronomía de la UNAM. Hizo la maestría en la Universidad de Toronto y el doctorado en la Universidad de York (Toronto, Canadá), así como un posdoctorado en el Observatorio de Meudon, Francia, donde estableció contacto con la comunidad astronómica mexicana que trabaja en el área de la evolución de las galaxias. Fue director del Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir.