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31 de marzo de 2025

Nostalgia de la luz. Cine sobre búsquedas infinitas

Por: Sandra Lorenzano

Nostalgia de la luz
Guion y dirección de Patricio Guzmán

Cine documental, coproducción Atacama Productions (Francia), Blinker Filmproduktion y WDR (Alemania) y Cronomedia (Chile), 2010. Forma parte de la Trilogía de la memoria, junto con El botón de nácar (2015) y La cordillera de los sueños (2018), disponibles en Netflix.


QUIEN PODRÍA LA ENORME DIGNIDAD DEL
DESIERTO DE ATACAMA COMO UN PÁJARO
SE ELEVA SOBRE LOS CIELOS APENAS
EMPUJADO POR EL VIENTO
Raúl Zurita

En los primeros segundos vemos imágenes de un enorme telescopio en movimiento, luego aparece una superficie gris cubierta de cráteres (¿la Luna tal vez?) y a continuación los rayos del Sol que se filtran por la ventana de una casa rodeada de árboles: tres modos en que la luz se hace presente. Escuchamos entonces la voz del propio cineasta, el chileno Patricio Guzmán: “El viejo telescopio alemán, que he vuelto a ver después de tantos años, todavía funciona en Santiago de Chile. A él le debo mi pasión por la astronomía”.

Y a esa pasión suya le debemos nosotros, espectadores, este bellísimo documental que se llama Nostalgia de la luz, en el que dialogan el cielo y la Tierra, la memoria del Universo y la memoria humana.

El planisferio muestra una gran mancha ocre: el desierto de Atacama. Con una superficie aproximada de ciento cinco mil kilómetros cuadrados, es el lugar no polar más árido del planeta.

Allí nació ALMA, el mayor proyecto astronómico del mundo. La ciencia y la poesía parecen confluir en su nombre y quizás también en su pasión: la observación del Universo. ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) construido por una grupo de países de Europa, América del Norte y Asia junto con la República de Chile, es un interferómetro formado por sesenta y seis antenas de siete y doce metros de diámetro para la observación de longitudes de onda milimétricas y submilimétricas. Sus características permiten estudiar la formación de las estrellas en los comienzos del Universo y obtener imágenes detalladas de estrellas y planetas en proceso de nacimiento.2 Son la puerta hacia el cosmos.

También para estudiar la memoria humana Atacama es un lugar privilegiado. Allí las propiedades del terreno hacen que los restos humanos se momifiquen. Por ello es posible leer, como dice el propio cineasta, “el gran libro de la memoria, hoja por hoja”. Los astrónomos miran hacia el cielo, los arqueólogos hacia la tierra; ambos observan el pasado. A pesar de esto, Chile es un país en el que gran parte de la historia reciente se mantiene “encubierta”. Poco se habla aún de los mineros que a comienzos del siglo XX poblaron la zona; poco de la represión contra los pueblos indígenas a lo largo de las décadas, y poco de los crímenes de Pinochet, que torturó y “desapareció” a más de cuarenta mil personas. Dice el propio Guzmán:

Un viento revolucionario nos lanzó al centro del mundo. Más o menos en la misma época, la ciencia se enamoró del cielo de Chile. Los científicos construyeron aquí los más grandes telescopios de la Tierra. Más tarde, un golpe de estado barrió con la democracia, los sueños y la ciencia. A pesar de vivir en un campo de ruinas, los astrónomos chilenos continuaron trabajando con el apoyo de sus colegas extranjeros.

Vemos imágenes del firmamento de una belleza imponente y a la vez conmovedora. Frente a ellas: el dolor que guarda la tierra. “Cerca de los observatorios, en medio de este inmenso vacío, están las ruinas de Chacabuco, el campo de concentración más grande de la dictadura de Pinochet”, construido sobre los restos de una mina del siglo XIX, “cuando la explotación minera se parecía a la esclavitud”, dice la voz en off, mientras la cámara sobrevuela las rígidas filas de barracas en las que se cometieron los crímenes más atroces. Pero también allí, la “nostalgia de la luz”, de la libertad y del espacio, llevó a los prisioneros a observar el universo. Guiados por un médico con conocimientos de astronomía y gracias a la claridad del cielo, aun sin telescopio, con un simple instrumento de increíble precisión hecho por ellos mismos, pudieron aprender a reconocer y estudiar las constelaciones. “Al mirar el cielo, nos sentíamos absolutamente libres”, dice uno de los sobrevivientes.

En la misma zona que está ALMA, donde conviven arqueólogos y astrónomos de todo el mundo, un grupo de mujeres, con un colador y un rastrillo, recorre desde hace décadas la tierra buscando los restos de sus seres queridos enterrados allí por el ejército chileno. Son las llamadas Mujeres de Calama. Violeta Berríos sabe que no detendrá su búsqueda mientras tenga vida: “Siempre he pensado que ojalá los telescopios no miraran sólo al cielo, sino que traspasaran la tierra para poderlos ubicar”.

Un astrónomo estadounidense busca los restos de calcio en los cuerpos celestes. El mismo calcio que forma nuestros huesos. El mismo que está en esos fragmentos humanos que pueblan el desierto. “Somos polvo de estrellas reflexionando sobre estrellas”, dijo Carl Sagan, y esto que parece pura poesía, parte, en realidad, de una verdad científica:

Los elementos que componen nuestros cuerpos […] se originaron en el interior de estrellas masivas que, al final de sus vidas, explotaron en supernovas, dispersando estos elementos en el espacio. Con el tiempo, estas partículas cósmicas se agruparon para formar planetas, incluida la Tierra, y la vida, incluida la humanidad. (COSMOGUADA, 2023)

Estrenado en 2010 y con más de treinta premios en su haber, entre otros el del Festival de Cine de Cannes, Nostalgia de la luz —cuyo título está tomado del libro del astrofísico francés Michel Cassé Nostalgie de la lumiere: Monts et merveilles de l’astrophysique — es un conmovedor y poético testimonio de la fuerza de la memoria: la memoria del Universo y la memoria de la historia. “Todo está guardado en la memoria. Sueño de la vida y de la historia”, canta León Gieco.

Abrimos con un poeta, cerremos con otro:
Octavio Paz.

Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Sandra Lorenzano es doctora en Letras por la UNAM, especialista en cultura latinoamericana, género y derechos humanos. Actualmente es miembro honorífico del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Forma parte de la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), siendo su presidenta entre 2022 y 2024. Actualmente, es directora del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Cuba.

Referencias
Cosmoguada (25 de diciembre de 2023). “‘Polvo de estrellas’. La profunda reflexión de Carl Sagan en el cosmos”. https://cosmoguada.es/2023/12/25/polvo-de-estrellas-la-profunda-reflexionde-carl-sagan-en-el-cosmos.
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