Cuando abrí mi laboratorio en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en enero del 2020, estaba muy entusiasmada por hacer investigación de frontera en el campo de las neurociencias en insectos sociales (hormigas) y quería establecer colaboraciones internacionales para ayudar a impulsar el campo. En ese momento, no estaba consciente de la amenaza global que representaba COVID-19, y cuando el impacto de la pandemia se hizo evidente, tuve que replantearme cómo podría mantenerme conectada con la comunidad internacional, así como también cómo podría echar a andar mi laboratorio, una situación particularmente desafiante para un laboratorio que va comenzando.
Las dificultades eran numerosas, muchas inesperadas, pero sabía por redes sociales que los desafíos que enfrentaba no eran exclusivos para mí y que no tenía que resolver todos los problemas sola. El mundo estaba encontrando nuevas formas de enseñar, aprender y seguir haciendo ciencia de forma virtual. Las reuniones del laboratorio las llevamos a cabo en Zoom, escribimos proyectos, leímos artículos, discutimos posibles experimentos y revisamos artículos pendientes para su publicación, asistimos a series de conferencias y seminarios, y lo que es más importante, continuamos haciendo ciencia sin dejar de cuidarnos. La vida virtual ha cambiado la forma en la que hacemos ciencia y aunque la pandemia no durará para siempre, muchos de estos cambios han demostrado su potencial para hacer que la ciencia sea más accesible e inclusiva para las personas de todo el mundo, en particular para aquellas fuera de los países donde la mayoría de las reuniones científicas y conferencias se llevan a cabo.
La pandemia actual ha demostrado la importancia de la colaboración internacional y cómo múltiples puntos de vista son necesarios para solucionar problemas científicos y médicos que nos afectan de forma global. La pandemia ha modificado la forma en la que los científicos interactuamos y en la que se difunden los descubrimientos científicos. Las conferencias virtuales tienen el potencial de permitir una participación más equitativa, mayor diversidad y accesibilidad para las personas. Además, abren oportunidades de desarrollo profesional para los investigadores que vamos iniciando con nuestras carreras científicas. También puede aumentar la participación de investigadores de países de bajos ingresos y de personas que tienen responsabilidades de cuidado de hijos o de cuidado de familiares o seres queridos, que no pueden asistir a las reuniones de forma presencial. Debido a que durante la pandemia no fue posible llevar a cabo las reuniones científicas de forma presencial, muchas de las discusiones científicas y la difusión de los resultados se realizaron a través de las redes sociales. Incluso la forma en que publicamos los datos científicos experimentó un cambio muy importante impulsado en parte por la pandemia.
Muchos científicos comenzaron a compartir sus descubrimientos antes de que se llevara a cabo la revisión por pares y publicaron sus resultados en repositorios de acceso abierto (preprints), lo que aceleró el intercambio de descubrimientos importantes y permitió la retroalimentación de múltiples expertos, además de aquellos designados como revisores por las revistas. Esto fue increíblemente importante, por ejemplo, en la rápida respuesta al nuevo brote de coronavirus. El genoma del SARS-Cov2 se publicó en una base de datos de libre acceso (cf. Holmes, 2020: web), y científicos de todo el mundo pudieron comenzar a trabajar en el desarrollo de vacunas y tratamientos antes de que los resultados se publicaran en revistas científicas tradicionales. Además de aumentar la velocidad en la que se puede llevar a cabo la investigación y la difusión de los resultados, la publicación de preprints hace que el acceso a esos resultados sea más equitativo al eliminar los muros de pago que limitan el acceso a muchos artículos de revistas. El acceso a artículos individuales a menudo cuesta 20 USD o más, y acceder a todos los artículos necesarios para un proyecto en particular puede resultar prohibitivo para muchas personas en países de bajos ingresos o personas sin acceso a través de licencias institucionales. Aunque la publicación de preprints ha sido común en biología durante algunos años, la pandemia ha resaltado la importancia de esta práctica, y ha acelerado su adopción.
Por otro lado, el uso cada vez mayor de las redes sociales y los repositorios de acceso libre permite una participación más equitativa y diversa en el abordaje de preguntas científicas de importancia global, lo cual es un beneficio significativo para las personas que de otro modo quedarían excluidas, y también beneficia a la ciencia misma porque la ciencia se hace mejor y más eficientemente cuando una mayor diversidad de opiniones participa. Un buen ejemplo de esto es en mi propio campo de investigación, el envejecimiento reproductivo femenino, un campo poco estudiado a pesar de tener un gran impacto en la salud y la igualdad de las mujeres (Gulbranson y Garrison, 2020, en red). Las mujeres tienen una cantidad determinada de óvulos que disminuyen vertiginosamente en cantidad y calidad a medida que envejecen. Cuando llegan a la edad fértil, a las mujeres les queda en promedio sólo el uno por ciento de su número inicial de óvulos. Además, el fin de la fertilidad afecta enormemente la salud de la mujer. La menopausia aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, osteoporosis, insomnio y depresión, entre otras afecciones, y la edad a la que se produce la menopausia se correlaciona con la longevidad tanto en las mujeres como en sus hermanos varones (Gulbranson y Garrison, 2020, en red). A pesar de tener un impacto tan grande en la salud de la mujer, este tema ha recibido poca atención y es necesario aumentar la investigación básica en esta área para encontrar y diseñar estrategias para prevenir y/o revertir el envejecimiento reproductivo femenino. La mayor representación de mujeres en la ciencia es en parte lo que ha propiciado que se le dé atención a este campo poco estudiado. Los temas que se consideran relevantes para la investigación han cambiado en respuesta a una creciente diversidad de las y los investigadores que participan en el discurso científico y esto también ha sido facilitado por los medios electrónicos.
Los científicos estudiamos diferentes organismos dependiendo de sus características para responder preguntas fundamentales en biología. En mi laboratorio estudiamos a las hormigas como un sistema novedoso para comprender el envejecimiento reproductivo. En los animales, una fertilidad alta se asocia comúnmente con una menor longevidad. Sin embargo, en insectos sociales como hormigas, abejas y avispas, las hembras reproductoras, mejor conocidas como las reinas, son muy fértiles y al mismo tiempo tienen una esperanza de vida muy larga. De hecho, los insectos más fértiles que se conocen, las hormigas guerreras africanas, pueden poner muchos millones de huevos cada cuatro semanas para sustentar colonias individuales de millones de hormigas (Raigner, 1955; Hölldobler y Wilson, 1990). En mi laboratorio, estudiamos hormigas porque muestran una conducta social muy interesante y una plasticidad morfológica que se caracteriza en parte por la división reproductiva del trabajo, siendo las reinas las responsables de toda la reproducción en la colonia y las obreras las responsables del mantenimiento de la colonia y el cuidado de las crías (cf. Hölldobler y Wilson, 1990). Lo más sorprendente es que, aunque las obreras y las reinas tienen esencialmente el mismo genoma, se desarrollan de manera diferente y muestran fenotipos o morfologías muy distintos (Figura 1). Junto con estas diferencias morfológicas, las hormigas reinas tienen una esperanza de vida muy larga; pueden vivir hasta 30 años en algunas especies y son muy fértiles, mientras que las obreras tienen una esperanza de vida muy corta (pocas semanas) y en su mayoría son infértiles (cf. Hölldobler y Wilson, 1990). En mi laboratorio queremos comprender cómo las hormigas reinas pueden ser longevas y al mismo tiempo altamente fértiles, lo contrario de lo que se observa en casi todos los demás animales.
SE REPITE CON MAYOR
LO MÁS SORPRENDENTE ES QUE, AUNQUE LAS
OBRERAS Y LAS REINAS TIENEN ESENCIALMENTE
EL MISMO GENOMA, SE DESARROLLAN DE
MANERA DIFERENTE Y MUESTRAN FENOTIPOS
O MORFOLOGÍAS MUY DISTINTOS
Aunque mi trabajo se centra en las hormigas, muchas vías moleculares se conservan entre especies y los descubrimientos en las hormigas podrían ayudar a dirigir la investigación en otros organismos. Comprender cómo las hormigas pueden permanecer fértiles durante toda su vida puede ayudarnos a desarrollar estrategias para evitar, retrasar o revertir el envejecimiento reproductivo femenino en otros animales, incluidos los humanos.
En el año 2020 fui nombrada Junior Scholar por el Global Consortium for Reproductive Longevity and Equality (GCRLE) del Buck Institute for Research on Aging (California, EE. UU.). El objetivo del consorcio GCRLE es generar avances en el conocimiento sobre las causas que subyacen al envejecimiento reproductivo femenino y se estableció para apoyar la investigación de vanguardia en esta área y a las mujeres en la ciencia a través de financiamiento, capacitación, infraestructura y redes intelectuales colaborativas. La idea principal es fomentar una comunidad de investigadores en todo el mundo para el estudio del envejecimiento reproductivo; sin embargo, el surgimiento de COVID-19 como una amenaza global planteó un desafío significativo para lograrlo. No obstante, se organizaron actividades a distancia, como talleres de capacitación y una serie de seminarios en línea “¿Cómo hacer realidad la longevidad reproductiva?”, junto con la Facultad de Medicina Yong Loo Lin de la Universidad Nacional de Singapur. La oportunidad de presentar el trabajo de mi laboratorio en este simposio fue esencial para mantenerme involucrada con la comunidad científica. En el momento del simposio, la vacunación en mi grupo de edad no había comenzado en México, por lo que no me parecía indicado viajar a una reunión presencial. Además, estaba por tener a mi segundo bebé, por lo que con o sin una pandemia, no habría podido asistir en persona. El simposio, al ser un seminario en línea, fue la razón por la que pude participar. Las videoconferencias han existido por décadas, pero generalmente se les considera un mal sustituto de las reuniones en persona. La aparición de la pandemia hizo que la participación remota en conferencias no solo fuera más aceptable, sino alentada y esperada. Aunque no es un sustituto perfecto de las reuniones presenciales, espero que la opción de asistir a conferencias en línea sea algo que se mantenga, porque podría permitir la inclusión de personas en circunstancias como la mía, que de otro modo no podrían asistir. En mi caso, participar en este webinar fue muy importante para comprender lo que otros miembros del consorcio están estudiando en el campo del envejecimiento reproductivo, y aunque puede ser preferible asistir en persona, la participación en reuniones como ésta de forma remota es mejor opción que no poder participar.
En conclusión, el mundo virtual genera nuevas oportunidades para formar parte de esfuerzos científicos globales. Para países como México, donde obtener financiamiento para viáticos y congresos puede ser un desafío, las reuniones virtuales nos permitirán participar en dichos eventos de forma que podamos contribuir con nuestro punto de vista, único e importante, en la solución de problemas globales. Además, las personas con diferentes responsabilidades de cuidado pueden tener acceso virtual a reuniones científicas a las que de otro modo no podrían asistir.
Espero que en un futuro la opción de participar en congresos o reuniones científicas de forma virtual se mantenga, así como la tendencia de publicar preprints y que la disponibilidad de artículos de acceso libre incremente. Por otro lado, también creo que los científicos debemos fortalecer nuestra participación en las redes sociales aún más, haciendo que los descubrimientos científicos estén más disponibles para acelerar su generación y ampliar su alcance.
La adopción de estas prácticas a largo plazo ayudará a aumentar la igualdad y también acelerará los descubrimientos que podrían ser beneficiosos para abordar preguntas científicas de gran relevancia, así como responder a futuros desafíos globales. Como investigadora de la UNAM, creo que la universidad y sus instituciones deben fomentar la publicación de preprints, el uso de las redes sociales para la difusión de resultados y divulgación científica, y aprovechar la flexibilidad de las videoconferencias para organizar y participar en reuniones científicas
El uso de herramientas virtuales para promover a los científicos de la UNAM contribuirá a la visibilidad de nuestra universidad y a la investigación de gran relevancia que llevamos a cabo en nuestra casa de estudios.
Raigner, A. (1955). “Etude taxonomique, biologique et biométrique des Dorylus du sous-genre Anomma (Hymenoptera: Formicidae)”. Annales Musée Royal du Congo Belge Nouvelle Série in Quarto Sciences Zoologiques, vol. 2, pp. 1-359.
Hölldobler, B. y Wilson, E. O. (1990). The Ants. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press.