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28 de febrero de 2022

Conversatorio de México y España sobre conquista e identidad

Por: RAÚL L. PARRA*
En el marco del programa México 500 de la UNAM, la sede en China, en colaboración con el Instituto Cervantes de Pekín, organizaron el conversatorio Conquista e identidad, el cual reunió a prestigiosas historiadoras e historiadores de México y España para entablar un diálogo académico orientado a comprender el significado del V centenario de la caída de Tenochtitlan.  

Para el desarrollo del conversatorio, que requirió una coordinación logística con meses de preparación, la sede universitaria y la institución cervantina convocaron a investigadoras de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Valladolid, y del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. 

Las participantes grabaron sus ponencias en video, los cuales fueron traducidos del español al mandarín, con el fin de ampliar el alcance de la difusión al público hispanohablante y al chino. 

El evento fue transmitido en línea mediante la plataforma Zoom y se contó con interpretación simultánea chino-español; mientras que de forma presencial el público se congregó en el Salón de Actos del Instituto Cervantes de Pekín, con la participación en tiempo real de algunas de las ponentes conectadas desde España y Canadá. 

Con el fin de que el público pueda consultar las conferencias, el conversatorio estará disponible en el repositorio de México 500. 
 
Un espacio para el diálogo 

En el acto inaugural, Isabel Cervera, directora del Instituto Cervantes de Pekín, celebró que con esta actividad su institución se suma al programa México 500, gracias a la iniciativa de la UNAM-China, con el fin de abrir un espacio al diálogo y al intercambio de ideas. 

Observó que los conceptos de Conquista e identidad, si bien no son neutros y están cargados de interpretaciones y significados, se analizan desde una perspectiva historiográfica para profundizar nuestros conocimientos, con la guía de historiadoras de México y España. 

Por su parte, Guillermo Pulido, director de la UNAM-China, indicó que desde 2019 se ha realizado con el Cervantes de Pekín una serie de eventos académicos sobre Historia, que en esta ocasión se insertan en el programa México 500. 

Pulido aprovechó la oportunidad para rendir homenaje a la memoria de Alfredo López Austin (1936-2021), investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y uno de los más eminentes historiadores del México prehispánico. 

En alusión al historiador, Pulido mencionó que la razón y el sentimiento de amistad y esperanza son motores que nos impulsan a estudiar nuestras cosmogonías, y comprender cómo se han forjado nuestras identidades y las de los otros. 
 
La visión historiográfica 

Pablo Mendoza, coordinador académico y cultural de la UNAM-China, fue el encargado de moderar la sesión. Las participaciones se efectuaron mediante videoconferencias pregrabadas, y algunas de las historiadoras se conectaron en tiempo real para interactuar con el público. 

Federico Navarrete, académico del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, habló sobre las alianzas que hicieron los españoles con los pueblos indígenas, enemigos de los mexicas, para realizar la toma de Tenochtitlan.
 
En este sentido, el investigador indicó que la narrativa de que un grupo de 500 españoles realizó la conquista se aleja de lo ocurrido, ya que con sus aliados indígenas sumaron un ejército de más de 100 mil hombres, lo que permitió derrotar al imperio mexica, el más poderoso de entonces en Mesoamérica. 

Por ello no debe entenderse que la Conquista fue solo de los españoles, sino que también hubo pueblos indígenas conquistadores como los tlaxcaltecas, huexotzincas, texcocanos, chalcas, entre otros, los cuales también resultaron vencedores, comentó. 

Navarrete explicó que la ventaja de los españoles, más que su superioridad cultural o religiosa, como se ha dicho para justificar el colonialismo europeo, fue que lograron alianzas políticas entre los pueblos enemistados con los mexicas, aunado a su nivel de violencia para intimidar a quienes no se unían a ellos. En lo militar, si bien tenían armamento más avanzado con caballos, armas de fuego y bergantines, por sí mismo no era suficiente para ganar las batallas. 

Malinztin también fue clave para que los españoles lograran comunicarse con los indígenas y concretar las alianzas. “Ella es tan conquistadora de México-Tenochtitlan como Hernán Cortes, e inclusive su importancia se ve reflejada en algunos murales-frescos hechos por los indígenas”, comentó. 

María del Carmen Martínez, catedrática de la Universidad de Valladolid, ofreció un panorama sobre las misiones españolas en América destinadas a conquistar el territorio mesoamericano. 

El proceso de la Conquista es complejo, no solo se limita a la toma de Tenochtitlan; inició en las primeras décadas del siglo XVI, con el establecimiento de los castellanos en las Antillas y su expansión a otras regiones, refirió. 

Las expediciones de los conquistadores ampliaron los dominios de la corona española, no obstante que la mayoría de los seguidores de Hernán Cortés tenían experiencia militar, pero no eran soldados. Les motivaba su deseo de prosperidad y veían en las indias un horizonte más prometedor que en la península ibérica. 

Martínez explicó que muchos de los conquistadores participaron en las expediciones como parte de una empresa privada, con los recursos que ellos mismos aportaban. En junio de 1519, en la Villa Rica de la Vera Cruz, solicitaron al Rey otorgarle a Hernán Cortés el título de conquistador. 

Si bien se suele asociar a los conquistadores solo con los europeos, en la armada de Cortés también había africanos e indígenas de Cuba, además de los pueblos indígenas en México con los cuales se asoció. Por ello, el término conquistador no solo es de los españoles y los europeos, explicó la historiadora. 

Recordó que los indígenas dieron provisiones al ejército de Cortés y fueron el mayor contingente en la toma de Tenochtitlan, entre ellos los tlaxcaltecas. Ellos también sirvieron a la corona y reclamaron su retribución por la Conquista. 

Como el deseo de encontrar riquezas era mayor a las que se encontraban en la realidad, o el reparto del botín no cubría las expectativas de los conquistadores, éstos encontraron como pago hacerse de tierras con indígenas a su servicio, con la consigna de que tenían que protegerlos y educarlos. 

Los conquistadores españoles promovieron informaciones en las que destacaban sus méritos y servicios, pero también hay registro de escritos realizados por africanos e indígenas quienes buscaban reivindicar su papel como conquistadores y su condición de hidalgos y cristianos, explicó. 

La construcción de la memoria e identidad de los conquistadores quedaron plasmadas en tres obras: Las Cartas de Relación de Hernán Cortés, La Historia de la Conquista de México, de Francisco López de Gómara y La Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo. 

Alicia Mayer, académica del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y directora de la UNAM-Canadá, habló sobre la construcción de la identidad de México después de la Conquista. 

Observó que una de las consecuencias más señaladas resultado de este proceso histórico fue la mezcla de diversos grupos humanos con distintas características físicas y culturales, muchos de los cuales entraron en contacto por primera vez desde la llegada de Cristóbal Colón al llamado Nuevo Mundo. No obstante, puntualizó que las mezclas y migraciones han sido una constante en la historia de la humanidad. 

Ante esta nueva variedad de relaciones humanas, en México se llamó mestizo a la unión de lo español y lo indígena, y fue Martín Cortés, hijo de Hernán Cortés y Doña Marina o Malintzin, símbolo del mestizaje.  
Con el paso del tiempo el término mestizo se amplió para referirse a todas las mezclas en general, y no solo de indígenas y españoles, también de africanos y asiáticos. 

Mayer explicó que el concepto de mestizaje aún genera debates entre los investigadores, algunos le llaman castizaje. El concepto se ha entendido en diversas formas a lo largo de los siglos, desde la época colonial, el México independiente o la era revolucionaria hasta nuestros días. En nuestro país y otras naciones hispanoamericanas, el mestizaje es un tema que hace referencia a la identidad nacional. 

En la Nueva España se creó un sistema de castas donde las personas de piel más blanca eran consideradas de mejor estatus. Se pensaba que la pureza de sangre y el color blanco de la piel eran la verdadera expresión de la virtud y la belleza. Además, desde el punto de vista legal, durante 300 años se consideró al mestizo como sinónimo de “ilegitimidad”, explicó la historiadora. 

El científico y viajero alemán Alejandro de Humboldt señalaba como una característica muy visible en la Nueva España la realidad de la mezcla de razas, con grupos culturales disímiles y con una marcada desigualdad. 
A finales del siglo XIX, los mestizos eran demográficamente los habitantes mayoritarios de México por lo que el rasgo más distintivo de “lo mexicano” era, precisamente, su carácter mestizo, una idea vigente en muchos círculos sociales e intelectuales en la actualidad. 

En el siglo XX se buscó otra respuesta identitaria en el indigenismo, contrario a los valores del hispanismo, pero la idea de indígena se basó en el legado de los antiguos mexicanos, y no se solucionaron los problemas que encaraban las comunidades indígenas contemporáneas, como la pobreza, el analfabetismo y la marginación. 

La investigadora consideró que es necesario ver el futuro de la nación mexicana y su identidad ya no en términos del mestizaje ni en la unidad de costumbres, tradiciones y lengua, sino desde la pluralidad de todos los grupos étnicos que componen a México. 



Elena Alcalá, profesora titular de la Universidad Autónoma de Madrid, ofreció una mirada desde el punto de vista de la Historia del arte, con el análisis de las pinturas novohispanas sobre la Conquista, aunque indicó se ha perdido gran parte de las pinturas realizadas antes del siglo XVII. 

Alcalá expuso que las principales obras pictóricas sobre la Conquista se hicieron en México, más que en España. Para su estudio, además de contemplar los significados de los temas que ilustraban, también debe analizarse la forma en cómo vivían las personas de la época. 

En este sentido, comentó que la sociedad americana era más heterogénea en comparación con la europea y la española; en las pinturas, más que una muestra de vencedores y vencidos, se aprecia una historia compartida. Más que una polarización entre indígenas y españoles, las pinturas muestran símbolos de unión, ya que el arte se utilizó como una construcción de la Historia.  

Como ejemplo citó cuadros que aluden a los encuentros entre Cortés y Moctezuma. Los dos se sitúan al mismo nivel, lo que muestra la importancia que tenían ambos personajes. 

En la primera época del XVI la Conquista fue tema recurrente en códices, pero éstos no eran tan vistos como las pinturas, que sí tenían un mayor impacto porque además eran expuestas en sitios públicos. 

En el arte novohispano tuvieron un papel importante las representaciones religiosas, particularmente la devoción a María. Se contaba la historia de México desde la religión y la religión fue utilizada para legitimar la Conquista. 
La investigadora citó el caso de un soldado de Cortés, quien en la Noche Triste perdió una pequeña imagen de la Virgen de los Remedios, y años después, en 1540, un indígena noble la encontró escondida en un maguey. Según el relato, la virgen le habló al indígena para que le construyera una ermita en el sitio. Este pasaje es ilustrado en varias pinturas de la época. 

Desde la historia de la imagen de la Virgen, refiere Alcalá, también se contaba la historia reciente de México, lo que muestra la estrecha relación que había en la monarquía española entre el Estado y la religión. 

Con el tiempo, la iconografía de la Virgen se americanizó y ya no fue la Noche Triste vista como el momento fundacional del culto a la Virgen. En las pinturas se presentaba al indígena, y no al soldado español, como el protagonista de las apariciones marianas. Si bien este tipo de representaciones eran una estrategia de los españoles dirigida a los indígenas, el culto caló en todo el público: españoles, indígenas y mestizos. Esto se mantiene hasta la actualidad, comentó la investigadora. 

Por otro lado, parte de las pinturas muestran batallas épicas en el Templo Mayor, algunas se realizaron en biombos con estilos de Asia, lo que muestra la influencia del arte-objeto oriental en el nuevo mundo. Desde Madrid, las pinturas sobre la Conquista se veían como parte de la larga lista de batallas que formaban la historia de los Habsburgo. 

En México, en el biombo realizado en 1680 exhibido en el Museo del Prado, es peculiar el protagonismo que tienen los guerreros aztecas, además de Moctezuma, quienes aparecen enfrentándose a los españoles de igual a igual, e identificados por nombres, y no así en el caso de los ibéricos. 

El sentido de identidad que transmitió el arte virreinal fue complejo y sofisticado. Las culturas indígenas sobrevivieron, así como su sentido de quiénes habían sido sus héroes y sus líderes. La sociedad convivió con la imposición de la cultura española, y adoptó una nueva religión. En lo artístico también se sumaron influencias asiáticas, concluyó la investigadora. 

Al cierre de las intervenciones, se abrió una sesión con el público en la que participaron desde Canadá, Alicia Mayer, y desde España, María del Carmen Martínez. 

Las ponentes coincidieron en que más allá de los manejos políticos y la historia oficial de cada país, es importante ver a la Historia desde un enfoque académico, con el fin de comprender nuestro pasado y conocer cómo se construyeron nuestras identidades.
*Coordinación de Vinculación y Cooperación
rlparra@china.unam.mx
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