Encuadre
30 de junio de 2022
Costa Rica ante la pandemia. Una visión académica
Por: Juan Rafael Vargas, Isabel Cristina Araya-Badilla y Yanira Xirinachs-Salazar
En diciembre de 2021 el índice mensual de actividad económica (IMAE) en Costa Rica se ubicó por encima del nivel prepandémico, con un crecimiento anualizado de 7.6 por ciento (Banco Central de Costa Rica, 2022), y la pobreza multidimensional se mantuvo en dieciséis por ciento durante la pandemia, una nota triste en el país que, de acuerdo con el Happy Planet Index 2019, es el más feliz del mundo (cit. en Wellbeing Economy Alliance, s. f.).
Más allá de la tragedia humana y sanitaria, la pandemia dio lugar al mayor aprieto económico desde la crisis de la deuda de la década de 1980, la “década perdida” de Latinoamérica. La pandemia correspondió a un “coma inducido”, por ello la recuperación fue tan pronta. Fue un tropiezo macroeconómico, tanto de oferta como de demanda agregada, cuya herencia es la inflación que aún a inicios de 2022 está presente, incluso antes de los trágicos eventos bélicos en Europa del este, latentes desde 2014, pero que se intensifican en febrero de 2022.
En materia de salud, el Ministerio de Salud de Costa Rica (Minsa) autorizó a las farmacias privadas la venta de medicamentos para la COVID-19,
y el requisito del pase de salud se eliminó para el ingreso al país. El fin de la larga noche de la pandemia se acerca, si no aparecen nuevas variantes del virus.
Costa Rica, con una población cercana a cinco y medio millones de habitantes, ha recibido, a febrero de 2022, ocho y medio millones de dosis de las vacunas contra la COVID-19 (CCSS, 2022). El setenta y uno por ciento de la población meta ha recibido dos dosis y el ochenta por ciento ha sido inmunizado al menos una vez. Un doce por ciento ha recibido las tres dosis; el país no ha iniciado la inmunización con la cuarta dosis. Con un siglo de tradición en vacunas y con noventa y cuatro por ciento de cobertura de salud de la población (OMS, 2018), el combate contra la pandemia ha sido exitoso.
Una cicatriz difícil de ignorar es el severo impacto que la pandemia infligió al sistema educativo, en alguna época el orgullo del país. Cierto que el cierre fue severo en 2020 porque se ignoraba sobre el virus, el contagio y la duración de la pandemia. En febrero de 2021 las puertas de las cuatro mil escuelas del país se volvieron a abrir para 1.19 millones de niños y jóvenes. Se hizo bajo un modelo que combinó lecciones presenciales y a distancia; no hay duda de que los escolares de las familias con más carencias tuvieron mayores dificultades. Los pobres resultados del sistema que arrojaron las pruebas PISA en 2018 (OCDE, 2018) habrán de empeorar cuando se haga la próxima medición. Dicho esto, no se puede perder de vista que el país, que hace setenta y cinco años era mayoritariamente agrícola y sin duda pobre, gracias una apuesta de largo plazo por el desarrollo de su capital humano —entonces pequeño—, se convirtió en uno centrado en servicios. La nación que proscribió el ejército en 1948 terminó el siglo pasado con el talento humano como su mayor riqueza. Eso hace a la educación la fuente del crecimiento y, que no sea eficaz y eficiente, es un peligro inmenso.
El Bono Proteger (MTSS, 2022) fue un acto creativo. Por tres meses en 2020 el gobierno de la República dio a cerca de la mitad de la mano de obra del país aproximadamente medio salario mínimo (USD 208). En una nación donde la atención de la salud y la educación son derechos ciudadanos, el gobierno hizo su mejor esfuerzo.
Los bancos regionales de desarrollo y otras agencias de cooperación apoyaron a Costa Rica, tanto para dar espacio al Bono Proteger, como para la compra de vacunas cuando estuvieron disponibles en diciembre de 2021.
LA EDUCACIÓN Y SU
CONTRIBUCIÓN AL PAÍS
La Universidad de Costa Rica (UCR) ha respondido con el capital humano y la capacidad instalada que le han brindado ocho décadas de recursos públicos puestos a su servicio. Al menos siete iniciativas focalizadas en la pandemia ameritan destacarse:
- El Instituto Clodomiro Picado hizo investigación con sueros de plasma de enfermos recuperados.
- La Escuela de Física se centró en un ventilador mecánico portátil para pacientes.
- Los matemáticos modelaron la dinámica de la transmisión del virus en el territorio nacional.
- El Observatorio del Desarrollo elaboró una plataforma interactiva con la información actualizada de las estadísticas de COVID-19
- La Escuela de Medicina trabaja en un respirador artificial no invasivo.
- El Instituto de Investigaciones Farmacéuticas se aboca a una plataforma biocomputacional para identificar inhibidores en contra del coronavirus.
- La Escuela de Economía y el Centro Centroamericano de Población convocaron a un foro multicontinental de expertos en economía de la salud para ubicar experiencias pandémicas y las direcciones en las que podrían surgir progresos.
Además, la Escuela de Economía (EE) se abocó a lo que le resultaba natural: apoyar procesos y personas frente a la pandemia que dañó al país y a su estructura productiva. Un ámbito en el que la EE ya se había hecho presente es el de los problemas de aprendizaje de la población. Se organizó, en el diseño y operación del trabajo comunal universitario (TCU); el curso insignia de ese servicio comunal: “Economía para la vida” y su población objetivo los adolescentes que cursan educación secundaria en las áreas con más carencias de la zona metropolitana de San José. El curso ha sido un éxito y el que estudiantes de humanidades se sumaran a él abrió nuevos espacios de conocimiento. Redacción y matemáticas se empezaron a impartir, lo que sumó valor agregado. Con la pandemia vino el siguiente elemento de éxito, la población que se matriculó dentro del TCU de la EE provino también de las regiones costeras y de las más alejadas del centro del país, que aprovecharon que no tenían que asistir a las sedes de docencia formal. Al contrario de lo que muchos pensaban, la presencialidad era una especie de prisión. La gestión del TCU amplió el servicio para la preparación a los exámenes de admisión a las universidades. Ahora contempla un año más de acompañamiento a los estudiantes recién admitidos.
Dos docentes de la EE tuvieron un papel primordial en la elaboración del Octavo informe estado de la educación (CONARE, 2021). La directora del informe, Isabel Román, estuvo en el programa Hablando claro, con Vilma Ibarra, en el canal Quince UCR (televisión universitaria costarricense), el 25 de febrero de 2022, haciendo una síntesis de los hallazgos sobre el periodo que corresponde al ocioso apagón educativo de 2019 y a la inequidad que afectó a los educandos con más carencias en 2020 y 2021 por una docencia no siempre presencial. Dos consecuencias son inevitables: en la parte más joven del estudiantado, los hay que a los diez años no saben leer correctamente. También hay estudiantes que llegan a las universidades con fuertes carencias en cuanto a los conocimientos básicos. La aparente superación de la COVID-19 da espacio para llenar falencias. Debe hacerse. De nuevo, Costa Rica apostó a su mayor riqueza: su capital humano. Tiene que hacerlo, bien y pronto.
Román y sus colaboradores evaluaron también el estado de la educación superior. Las cinco universidades públicas se abocan a un problema que es espejo de la problemática del país. Ahora que el porcentaje del producto interno bruto que apoya la educación es del tamaño del inmenso déficit público, la parsimonia es necesaria. Los autores proponen mejorar la calidad del gasto y crear ingresos propios. Una opción abordable que el estudio detecta es el problema de la repetición de cursos o materias por los estudiantes, que se ubica en un número limitado de cursos y eso sugiere soluciones posibles. Esas características están presentes en casi todos los centros públicos de educación superior. De esa forma la UCR se suma a los análisis pertinentes y al desarrollo de propuestas de soluciones a los problemas detectados.
COLABORACIÓN INTERINSTITUCIONAL
Por otra parte, la difusión de resultados científicos y conocimiento objetivo (en la época de las “verdades alternativas”) también es una de las responsabilidades de la UCR. La colaboración con la UNAM ha sido fructífera en esa tarea y ha venido ocurriendo por la vía de la televisión universitaria (Quince UCR), donde Antonio Lazcano, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM, asistió a la primera de una serie de invitaciones a miembros de la academia mexicana en mayo de 2020 (puede verse la entrevista con el Dr. Lazcano en
https://youtu.be/dlGy4jurrUI). El experto en biología evolutiva explicó las características de los virus y los hallazgos de los investigadores de su laboratorio. Carlos Valdés, director de la Sede de la UNAM en Costa Rica, había discutido cómo un equipo multidisciplinario de la UNAM había estimado ecuaciones de factores que hacían mayor la frecuencia de infección viral y del contagio a partir de una desagregación geográfica (la entrevista con Carlos Valdés está en:
https://youtu.be/lvqXRCpkGtI). Más adelante, el microbiólogo del Instituto Politécnico Nacional de México, César Hugo Hernández, describió la contaminación planetaria a partir de la aparición de la COVID-19 al final de 2019 (ver:
https://youtu.be/PQoRKc_6wLA). Destacó el papel de la ciencia: la más importante aliada que la humanidad tiene frente a las emergencias sanitarias presentes y futuras. Por último, la directora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Laura Palomares, destacó los logros de ese instituto de investigación en el desarrollo de vacunas, especialmente la del dengue y virus afines (ver:
https://youtu.be/LKz9El7OHHo). Desde Cuernavaca se hace ciencia de nivel mundial y compartir ese testimonio con la audiencia televisiva costarricense es valioso.
En otra ventana de colaboración con académicos de la UNAM, Mireya Imaz, Gustavo Olaiz, Ana Beristaín y Arturo Juárez, quienes participaron en el desarrollo de una aplicación informática que apoya la prevención mediante el seguimiento de la pandemia y su riesgo de expansión, informaron sobre su experiencia puntual (
https://youtu.be/pUAudc_jbJY).
También se enriqueció a la teleaudiencia con un repaso de la experiencia europea mediante las contribuciones del catalán Guillemo López i Casasnovas (
https://youtu.be/984y2Bpvvxw) y del valenciano Salvador Peiró (
https://youtu.be/-oqmv7L7yxc). El primero ofreció su visión de finanzas públicas para abordar la economía de la salud en la atención de la pandemia y el segundo hizo un resumen de los dos días de conferencia que la EE organizó a mediados de 2021 con una decena de expertos costarricenses y extranjeros. En síntesis, la UCR estuvo presente en el ámbito que le concierne, el del conocimiento, y lo puso a disposición de la sociedad frente a una inesperada y trágica pandemia que ya alcanza los dos años de duración.