Encuadre   
31 de marzo de 2023

El español y la internacionalización. La experiencia de la Universidad de Cádiz

Por: F. Javier de Cos Ruiz
El presente artículo propone un acercamiento al papel que desempeña hoy en día la lengua española como herramienta en las estrategias de internacionalización de las universidades españolas y se centra particularmente en la situación de la Universidad de Cádiz (UCA). La internacionalización es un factor básico en la búsqueda de la mejora de la calidad y de la eficiencia de las universidades españolas (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016: 14) y se define como: 

el proceso intencional de integrar una dimensión internacional, intercultural o global en los objetivos, funciones e impartición de la educación postsecundaria, con el fin de mejorar la calidad de la educación y la investigación para todos los estudiantes y el personal, y de hacer aportaciones significativas a la sociedad (De Wit et al., 2015:29)   

Nadie discute el interés que en España tienen las instituciones universitarias y los estudiantes de educación superior en la internacionalización de los estudios. Si nos centramos en la movilidad internacional, aunque no es agente exclusivo, está claro que el protagonismo lo tiene el programa Erasmus [ver recuadro]. Cumplidos en 2022 treinta y cinco años de éste, España se ha posicionado desde 2001 como destino preferente de los universitarios europeos y como uno de los países con más alumnos salientes. En 2021 fue el segundo país con mayor número de movilidades Erasmus de estudiantes entrantes y de personal (35 359), por detrás de Francia (38 668) y casi emparejado con Alemania (35 289). Los destinos favoritos de los veintiséis mil estudiantes españoles Erasmus salientes fueron Italia (21.3 por ciento), Reino Unido (10.2 por ciento), Francia (9.8 por ciento), Polonia (9.3 por ciento) y Alemania (8.6 por ciento). 

De Erasmus a Erasmus+ 

El programa Erasmus, renovado para el periodo 2021-2027 como Erasmus+ con un presupuesto global de veintiocho mil millones de euros, ha beneficiado a más de doce millones de personas. En el caso de la movilidad internacional de estudios en España, su crecimiento fue notorio en el periodo 2001-2011, en el que se duplicó el número de movilidades entrantes y salientes. Sin los programas educativos europeos no se puede entender el avance en la internacionalización, la modernización y la innovación de las instituciones educativas españolas, además el crecimiento de aquellos a lo largo de estos años es, en palabras de Alfonso Gentil Álvarez-Ossorio, director del Servicio Español para la Internacionalización del Español (SEPIE), “uno de los logros más tangibles de la integración europea, siendo buque insignia de sus políticas”.


En la UCA, con respecto a la movilidad de alumnado entrante internacional (incluidos Erasmus), se ha pasado de cuatrocientos ochenta y nueve alumnos en el curso de la pandemia (2020-2021) a mil ciento cincuenta en 2021-2022, y en la saliente internacional, de doscientos sesenta y dos a seiscientos cuarenta y seis. En ambos periodos y en ambas modalidades, Alemania, Francia e Italia —no siempre en este orden— son los países de origen y destino con mayor número de alumnos. 

En España existe la queja de que la captación internacional de estudiantes de grado se mantiene en niveles discretos, sobre todo si se compara con la de los países de nuestro entorno inmediato y si se tiene en cuenta nuestro potencial “con un sistema educativo en un idioma con una proyección internacional como el español” (Luna García & Viudes, 2017: 61). Las estrategias encaminadas a mejorar el perfil de internacionalización de las universidades no sólo pasan por ofrecer titulaciones en un idioma extranjero —particularmente el inglés— o en aumentar los créditos de asignaturas impartidas en inglés para atraer al alumnado internacional y, por tanto, en considerar el aspecto cuantitativo de la movilidad entrante y saliente (esta es la internacionalización visible). También es necesario contemplar la calidad de las publicaciones como elemento enriquecedor (la internacionalización invisible) y la creación de redes colaborativas profesionales y de investigación (la internacionalización necesaria) (Bazo Martínez & González Álvarez, 2017: 6). 

El documento Estrategia para la internacionalización de las universidades españolas 2015-2020 (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016) propuso cuatro ejes de actuación, uno de los cuales es aumentar el atractivo internacional de nuestras universidades. Los otros son: consolidar un sistema universitario altamente internacionalizado, promover la competitividad internacional del entorno e intensificar la cooperación en educación superior con otras regiones del mundo. Para esto se recomendaba como objetivo operativo “incrementar el número de programas de Grado y Máster bilingües, impartidos en español e inglés u otras lenguas extranjeras” y, como acción, “promover el aprendizaje de un nivel suficiente de inglés” entre el personal docente e investigador, administrativo y académico. Para aplicar criterios homogéneos relacionados con políticas lingüísticas e internacionalización y facilitar la toma de decisiones de las autoridades educativas para la puesta en marcha de medidas que fomenten la internacionalización a través de las lenguas extranjeras, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) presentó tres líneas de actuación con sendos paquetes de medidas, con orientación diversificada según el grupo de interés (estudiantado, profesorado y personal de administración y servicios): acreditación idiomática, formación para el desarrollo de lenguas y programa de incentivos (Bazo Martínez & González Álvarez, 2017). 

Alineada con las demás universidades españolas, la política de internacionalización de la UCA, bajo el paraguas de su Plan Estratégico 2021-24 y desde su condición de líder en el consorcio de la European University of the Seas (SEA-EU), conduce a una posición ética que defiende la contribución al progreso humano, al desarrollo sostenible y a la solidaridad entre los pueblos y culturas, en un marco de crecimiento personal y colectivo. Las estrategias en este ámbito promueven la mejora de la formación tanto de nuestro alumnado como del personal docente e investigador y del personal de administración y servicios (PAS), a la vez que fomenta un proceso paulatino de integración que supone una toma de conciencia común a toda la comunidad universitaria.

Por un lado, se persigue el fortalecimiento institucional mediante el establecimiento de relaciones internacionales que invita a incrementar en número y a mejorar cualitativamente las movilidades salientes de estos colectivos, para lo cual es indispensable contar con la suficiente competencia idiomática. Por otro, un punto fuerte de nuestra política universitaria es la internacionalización en casa, que busca maximizar, en un mundo interconectado, compartir experiencias interculturales y buenas prácticas. Hay que aprovechar la oportunidad que brinda la inclusión y la convivencia del alumnado de intercambio con nuestro alumnado nacional, el profesorado y el personal de administración y servicios, representando grupos de interés protagonistas en esta política que, marcada por la globalización, quiere tender puentes de entendimiento con la comunidad internacional. Ésta, aunque mayoritariamente hable inglés, chino y español, se expresa, desde el punto de vista de la movilidad entrante, en otras muchas lenguas, entre las cuales ocupan un lugar destacado las románicas (francés, italiano y portugués, principalmente) y el ruso y el árabe por los lazos de interés que nos unen a centros de educación superior de esos espacios idiomáticos.

En este camino que recorremos juntos se trata de potenciar la internacionalización en sus vertientes docente, investigadora y de gestión, incorporando de manera progresiva buenas prácticas a través de estrategias y experiencias plurilingües en las asignaturas, para contribuir de manera provechosa a la asunción del bilingüismo en las titulaciones de grado y máster. Sea desde el punto de vista de la movilidad saliente o considerando la internacionalización en casa, en el escenario de hoy es necesario destacar como protagonista fundamental la figura del asistente lingüístico o lector. En este sentido, partiendo de una situación en la que se reconocía de manera no oficial la existencia de coordinadores y tutores de lectores en cinco centros de nuestra universidad, se llegó al momento en que el Vicerrectorado de Internacionalización, como primer paso de un camino de recorrido necesario, promovió el reconocimiento en el plan de dedicación académica de la labor de estos profesores.

Para dotar al proyecto de una solidez y una coherencia que asegurasen una continuidad consecuente con los nuevos objetivos, en sintonía con los planes de internacionalización de cada centro y con el conocimiento de los departamentos competentes en materia lingüística, se hizo necesario formalizar los equipos humanos encargados de coordinar y tutorar, en el marco de un programa de lectores entrantes de idiomas, las tareas de los lectores—dieciséis en el primer curso de 2022 y diecisiete en el segundo—, se trate de asignaturas de base lingüística o no lingüística. Los idiomas implicados son alemán, árabe, francés e inglés, y las tareas académicas se desempeñan en siete centros más dos extensiones. Desde el punto de vista de la internacionalización en el exterior se fomenta el español en los países del espacio postsoviético mediante un programa de lectores salientes de español, que contó, en el primer curso de 2022, con once asistentes lingüísticos repartidos en cinco naciones.

La política lingüística de la UCA en este ámbito de la internacionalización, sigue el camino trazado por la CRUE, de modo que su plan estratégico abarca los tres frentes: acreditación idiomática, formación para el desarrollo de lenguas y programa de incentivos, para dar cuenta del cumplimiento de la línea de actuación —potenciar la internacionalización de nuestra oferta formativa (grado, máster y programas de doctorado)—, a la vez que se aprovechan la idoneidad que proporcionan la formación semipresencial y a distancia, así como la oportunidad que ofrece el consorcio SEA-EU y nuestro posicionamiento en diferentes áreas geográficas (Hispanoamérica, Este de Europa y Marruecos). Se trata de actuar en cuatro ejes principales: el aumento de la movilidad internacional entrante y, sobre todo, saliente; la implementación de la movilidad virtual y combinada; el fomento de la internacionalización en casa para el alumnado, el PDI y el PAS, y el español como activo internacional. Para la formación idiomática la UCA cuenta con los recursos humanos y materiales de su Centro Superior de Lenguas Modernas, encargado de la docencia no reglada de alemán, árabe marroquí, francés, italiano, inglés, portugués, ruso y lengua de signos española, así como de español como lengua extranjera (ELE), a lo que se suman los cursos de formación metodológica para profesores de ELE.

Continuamente se señala la necesidad de seguir trabajando en el desarrollo del potencial de la lengua española como activo no solo lingüístico y cultural, sino también económico (Jiménez & Narbona Moreno, 2012: 176), en el ámbito de la educación superior, tanto en los países hispanohablantes como, particularmente, en todos los que muestran un creciente interés por la lengua y las culturas hispánicas. Y ello, a pesar de que en España esta consideración del español como activo importante para nuestras políticas de internacionalización ha sido eclipsada por el acento con que se viene insistiendo en la mejora de las competencias en lenguas extranjeras, en sintonía con la corriente de los English Taught Programmes (ETP) y la impartición de asignaturas en lengua inglesa —English as a Medium of Instruction (EMI)— como instrumentos de internacionalización, tendencia en la que desde hace más de veinticinco años se encuentran universidades de todo el mundo y en estrecha relación con la oferta de Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras (AICLE) que se viene haciendo, a nivel nacional y autonómico, desde los ciclos anteriores al universitario.

Pero no conviene olvidar que el español es una de las lenguas más habladas del mundo [ver infografía en páginas 14-15]. El español seguirá creciendo en número de hablantes en las próximas cinco décadas, si bien su peso relativo irá disminuyendo progresivamente, de modo que en 2100 está previsto que sólo seiscientos millones de personas —el 6,3 por ciento de la población mundial— pueda comunicarse en nuestra lengua. Asimismo, es el tercer idioma más utilizado en internet, después del inglés y el chino. En la mayoría de las plataformas digitales, incluidas las redes sociales (Facebook, LinkedIn, YouTube, Twitter, Wikipedia), el español ocupa la segunda plaza. Ahora bien, sólo un país de habla española está entre los diez con mayor número de usuarios de internet: México. En la clasificación de los idiomas más estudiados como segunda lengua, el español se disputa con el francés y con el chino mandarín el segundo puesto. Casi veinticuatro millones de alumnos lo estudian como lengua extranjera. Aquí obra a favor el mayor número de intercambios comerciales que se producen entre los países de habla hispana y el resto del mundo. Además, el reconocimiento como lengua oficial en los principales foros internacionales y el crecimiento constante de la comunidad hispanohablante contribuyen al fortalecimiento del atractivo del español como lengua extranjera.

Esta reflexión conduce, pues, al debate sobre si nuestras universidades deben asumir a ciegas que la mejor forma de internacionalización pasa por la enseñanza en inglés o, por el contrario, deben apostar por el plurilingüismo como una necesidad del mundo globalizado en que vivimos, e insistir “en el lugar legítimo del español como idioma global para la colaboración y el intercambio académico y científico” (De Wit et al., 2017: 69). Justamente, también el gobierno de España plantea como parte de su objetivo general aprovechar el potencial del español como idioma para la educación superior (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2016: 32). En este contexto, la Unión Europea apuesta por “aumentar la conciencia del valor y las oportunidades que ofrece la diversidad lingüística de la UE y fomentar la supresión de los obstáculos al diálogo intercultural” (Comisión de las Comunidades Europeas, 2008: 5).
 
Se trata de potenciar la  internacionalización en sus vertientes docente, investigadora y de gestión, incorporando buenas prácticas

El atractivo de nuestro país para los estudiantes Erasmus y el hecho de que exista, entre los más de veinticuatro millones de estudiantes de español como lengua extranjera, un gran número de potenciales candidatos a realizar estudios de grado y de posgrado en España, junto con el lugar destacado como segunda lengua más hablada y la importancia del español en el comercio internacional, son razones de fuerza para que “nuestras universidades reconozcan y aprovechen al máximo estas oportunidades y las incorporen expresamente en sus estrategias de internacionalización” (Kelly, 2017: 51). Desde el punto de vista de la comunicación internacional, posicionada como la segunda lengua en orden de importancia en el ámbito internacional, el español ocupa el tercer lugar en cuanto al reconocimiento como lengua de trabajo dentro del sistema de las Naciones Unidas, tras el inglés y el francés, y el cuarto en la esfera institucional de la Unión Europea, antecedido por el inglés, el francés y el alemán. En la Comisión Europea, es una “lengua de traducción”, esto es, la mayoría de los textos en español generados son traducciones de otros idiomas. Como novedad producida por el Brexit, el peso relativo del español en Europa, como el de las demás lenguas oficiales, se ha visto incrementado debido a la drástica reducción del grupo de hablantes nativos de inglés (Instituto Cervantes, 2022: 47-55). A lo anterior se suma que la lengua española es la más utilizada en los organismos de integración americana e iberoamericana.

De ahí que las universidades españolas, a diferencia de las de otros países europeos, puedan y deban apostar por las titulaciones bilingües en español e inglés, que ofrezcan a todos los alumnos formarse en dos de las lenguas que más oportunidades les pueden generar. Por las razones apuntadas, la lengua española es, pues, una herramienta valiosa para la internacionalización de las universidades. Al ofrecer programas y cursos en español, las universidades pueden atraer a estudiantes internacionales interesados ​​en aprender la lengua y conocer más sobre las culturas española e hispanoamericanas. Además, al tener una presencia en línea en español, las universidades pueden llegar a una audiencia global de estudiantes potenciales. Ofrecer programas de educación en español mejora la competencia lingüística de los estudiantes y profesores, lo que puede ser una ventaja competitiva a la hora de buscar trabajo o establecer relaciones comerciales y académicas en países de habla hispana. En resumen, la oferta de programas y cursos en español debe ser una estrategia efectiva para atraer a estudiantes internacionales y mejorar la competencia lingüística de los estudiantes y profesores, lo que tendrá un impacto muy positivo en la internacionalización de la universidad.

El Dr. F. Javier de Cos Ruiz es director general de Política Lingüística de la Universidad de Cádiz, España.

Referencias
Bazo Martínez, Plácido, & González Álvarez, Dolores (2017, May). Documento marco de política lingüística para la internacionalización del sistema universitario español. CRUE Universidades Españolas (https://www.crue.org/wp-content/uploads/2020/02/Marco_Final_Documento-de-Politica-Linguistica-reducido.pdf). 

Comisión de las Comunidades Europeas (2008). Multilingüismo: una ventaja para Europa y un compromiso compartido.

De Wit, Hans; Hunter, Fiona; Egron-Polak, Eva, & Howard, Laura (Eds.) (2015). Internationalisation of Higher Education: A Study for the European Parliament. European Parliament (http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2015/540370/IPOL_STU(2015)540370_EN.pdf).

De Wit, Hans; Rumbley, Laura E., & Vélez Ramírez, Jeannette (2017). “Internacionalización de la educación superior española en perspectiva global”. In Pérez-Encinas, Adriana; Howard, Laura; Rumbley. Laura E., & De Wit, Hans (Coords. Eds.) Internacionalización de la educación superior en España: reflexiones y perspectivas. Madrid: Ministerio de Educación y Formación Profesional.

Instituto Cervantes (2022). El español: una lengua viva. Informe 2022 (https://cvc.cervantes.es/lengua/espanol_lengua_viva/pdf/espanol_lengua_viva_2022.pdf). 

Jiménez, Juan Carlos, & Narbona Moreno, Aránzazu (2012). “La lengua como instrumento de internacionalización”. Mediterráneo Económico, 21: 167-180 (https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3945129).

Kelly, Dorothy (2017). “Política lingüística para la internacionalización: el español como activo”, en Pérez-Encinas, Adriana; Howard, Laura; Rumbley. Laura E., & De Wit, Hans (Coords. Eds.) Internacionalización de la educación superior en España: reflexiones y perspectivas. Madrid: Ministerio de Educación y Formación Profesional.

Luna García, Antoni, & Viudes, Maite (2017). “Un poco de historia sobre el marketing y la captación de estudiantes internacionales en las universidades españolas”. In Pérez-Encinas, Adriana; Howard, Laura; Rumbley. Laura E., & De Wit, Hans (Coords. Eds.) (2017). Internacionalización de la educación superior en España: reflexiones y perspectivas, cit. 

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2016). Estrategia para la Internacionalización de las Universidades Españolas 2015-2020. España. 
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