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Dilemas de la internacionalización. Entre restricciones y oportunidades

Por: Alfonso Barranco
Movilidad humana, una historia sin fin 
“Estamos totalmente comprometidos con ver un recorte decisivo en la migración”, dijo en mayo de 2023 Tom Pursglove, el ministro de Estado para Migraciones Legales y Fronteras del Reino Unido ​(Home Office, UK Visas and Immigration, 2024)​. Si bien la movilidad humana está presente en todas las sociedades y en todas las épocas, las motivaciones que impulsan a las personas a movilizarse en la actualidad se han diversificado y pasan por la escasez de recursos, por la limitada existencia de oportunidades de desarrollo social o incluso consisten en la búsqueda de refugio para escapar de gobiernos autoritarios o de un territorio en guerra. Lamentablemente, aunque los motivos para migrar han aumentado, también se han incrementado los obstáculos para ejercer ese derecho, que ahora enfrenta no sólo las inclemencias del tiempo y la naturaleza, sino también las restricciones artificiales impuestas por el ser humano: las fronteras.   

Para que una persona pueda entrar a un Estado extranjero, primero debe resolver una serie de requisitos que la acrediten como persona grata (un latinismo que indica que se trata de alguien a quien se puede dejar pasar; su opuesto se usa con frecuencia en el ámbito diplomático cuando la diplomacia falla: persona non grata es aquella cuyo ingreso al territorio de un Estado se considera indeseable), para lo cual debe exponer concretamente las razones de su viaje, la duración y el lugar de estancias estrictamente programadas. En muchos casos será necesario además, que la persona cuente con una visa como autorización oficial para ingresar a tal territorio. 


Migración académica 
De acuerdo con la UNESCO, el óptimo desarrollo académico de las personas integra habilidades como la colaboración, la comunicación, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el aprendizaje informal (Scott, 2015); conocidas también como “habilidades del siglo XXI” o competencias globales, que en gran medida se obtienen por medio de la migración académica. 

Numerosos estudios abordan la importancia de la internacionalización de la educación como un elemento clave para una formación académica integral, ya que su aplicación fomenta el desarrollo de habilidades blandas como la colaboración multicultural y multidisciplinaria, el liderazgo, el trabajo en equipo, la negociación y la cultura de paz, todas ellas competencias necesarias en un mundo hiperconectado que apunta hacia la construcción de una ciudadanía global ​(Altbach & Knight, 2006)​. 

Por medio de la movilidad académica, las personas pueden acceder a una educación que, entre otros beneficios, les brindará más elementos que aporten a la movilidad social. Sin embargo, las posibilidades de que una o un estudiante acceda a la movilidad académica tal como se entiende tradicionalmente —como estancia de estudios en el extranjero—, son limitadas. Es necesario cumplir con tres bloques de requisitos.: 

Primero, en la institución educativa a la que pertenece, el estatus académico de la persona debe ser el de un alumno o una alumna regular, sin historial de materias reprobadas o recursadas; debe haberse inscrito en determinado semestre o tener un avance determinado de créditos de su programa de estudios; debe tener un alto promedio escolar, generalmente mayor a 9/10; debe tener dominio certificado de uno o más idiomas diferentes al nativo y debe encontrar planes de estudio acordes en contenido, estructura y validación para cursar en el extranjero, homologables con los de la institución académica de origen. En este contexto, la competencia para obtener un lugar en un programa de movilidad es intensa, especialmente si se concursa por una beca o un apoyo económico. Así, un gran número de estudiantes queda fuera desde este primer filtro. 

Segundo, el alumno o alumna debe presentar su postulación ante la institución de destino, ya sea de forma directa o por medio de la oficina internacional de su institución de origen. Además de los requisitos mencionados en el primer bloque, debe incluir una carta de presentación, su hoja de vida, una carta de motivos, sus objetivos de estudio, cartas de recomendación y, en ocasiones, una carta de invitación emitida por personal académico de la institución anfitriona. 

En tercer lugar, la persona debe solicitar al gobierno del país de la institución de destino el permiso migratorio correspondiente, para lo cual las autoridades migratorias suelen solicitar una carta de aceptación de la institución de destino, especificando el periodo en el cual será recibido el o la estudiante, además de requerir comprobantes de ingresos y de cuentas bancarias o acreditación como becario que garantice solvencia económica; vuelos redondos, comprobantes de reserva de hospedaje, entre otros documentos. Cabe mencionar que, si el gobierno del país anfitrión considera que la persona no cumple con los requisitos que le solicita, puede denegar el acceso sin importar los esfuerzos administrativos realizados hasta ahí. 

Con esta lista de requisitos –académicos, financieros y legales se regula–  se pretende que la estancia académica sea provechosa pero resulta limitante para amplios segmentos de la población estudiantil, principalmente para aquellos que no cuentan con los recursos económicos necesarios para cubrir el proceso. A esto hay que sumar que en los últimos años los países del Norte global –por mucho los principales receptores de estudiantes internacionales– han decidido implementar políticas migratorias restrictivas del ingreso de estudiantes de otros países: en suma, se vislumbra una tendencia a cerrar espacios u oportunidades de desarrollo académico y, por ende, a minar oportunidades de movilidad social y desarrollo académico. 
 

Restricciones del Norte global a la educación internacional 
En mayo de 2023, el gobierno del Reino Unido anunció nuevas medidas migratorias para estudiantes internacionales entre las que se incluye la prohibición de otorgar visas a familiares y dependientes de estudiantes de pregrado, así como la vigilancia para evitar el uso de la visa de estudiante como una ruta para obtener trabajo.  

De esta forma, el gobierno británico busca una reducción de ciento cuarenta mil migrantes en 2024, ya que, de acuerdo con datos oficiales, al aumento de los visados para dependientes pasó de menos de quince mil en 2019 a más de ciento cincuenta mil en 2023, lo que el gobierno ha considerado como un abuso por quienes aprovechan la flexibilidad migratoria para ingresar al país​ (Home Office, UK Visas and Immigration, 2024)​. Al respecto, el secretario del Interior, James Cleverly, afirmó que esta medida “mostrará una rápida caída de la migración, en decenas de miles y contribuirá a nuestra estrategia superior que busca evitar que lleguen trescientas mil personas al Reino Unido”. Por su parte, el ministro de Migración Legal y Fronteras aseveró: “Esta acción nos permite proteger mejor nuestros servicios públicos, mientras sostenemos nuestra economía al permitir que los estudiantes que más contribuyen continúen viniendo aquí” ​(Home Office, UK Visas and Immigration, 2024)​.Al respecto, el secretario del Interior, James Cleverly, afirmó que esta medida “mostrará una rápida caída de la migración, en decenas de miles y contribuirá a nuestra estrategia superior que busca evitar que lleguen trescientas mil personas al Reino Unido”. Por su parte, el ministro de Migración Legal y Fronteras aseveró: “Esta acción nos permite proteger mejor nuestros servicios públicos, mientras sostenemos nuestra economía al permitir que los estudiantes que más contribuyen continúen viniendo aquí” ​(Home Office, UK Visas and Immigration, 2024)​. 

En Canadá, Marc Miller, ministro de Migración, Refugiados y Ciudadanía, anunció en enero que en 2024 habrá una reducción del treinta y cinco por ciento en visas otorgadas a estudiantes respecto de 2023. Entre las razones expuestas, aparece nuevamente la acusación a estudiantes internacionales de ser causantes del incremento en el costo de la vivienda, la salud y otros servicios, aunque el gobierno canadiense también muestra interés por brindar educación de calidad a las personas procedentes de países extranjeros, regularizando a las organizaciones y agencias que ofrecen programas y estancias para estudiar en ese país​ (Immigration, Refugees and Citizenship Canada, 2024)​. Las medidas de restricción canadienses incluyen un límite de dos años de vigencia para las visas de estudiantes de pregrado y de tres años para las de estudiantes de posgrado, así como restricciones a los permisos laborales de las personas egresadas, permisos utilizados tradicionalmente como antesala para solicitar la residencia permanente. 

Si bien la justificación del gobierno canadiense para la implementación de estas medidas es el incremento en los precios de compra y renta de hogares para canadienses, podemos observar la contribución económica que representan las y los estudiantes internacionales para Canadá, que superan en promedio los dieciséis mil millones de dólares al año (Lone, 2024). 

Finalmente, Australia, otro de los destinos académicos preferidos por estudiantes, reportó una caída récord en el porcentaje de aprobación de visas para este sector, pasando del noventa por ciento, durante los últimos quince años, al ochenta y dos por ciento en 2023, lo que ha afectado principalmente a estudiantes de India (Stacey, 2021). Algunas de las medidas impulsadas por el gobierno australiano para reducir el flujo migratorio de estudiantes han consistido en aumentar el nivel de dominio de inglés requerido, así como el ingreso económico comprobable y la aplicación de un test de genuino interés académico. De esta forma, el primer ministro, Anthony Albanese, quien en este 2024 enfrenta un proceso electoral, promete que estas medidas sumarán a la solución de las demandas sociales en Australia respecto del alto incremento en el costo de vida, en la renta y en la adquisición de vivienda (Seneviratne, 2024). 

No todas las dificultades migratorias que enfrentan las y los estudiantes son nuevas; algunas devienen de la ausencia de una estrategia nacional desde hace años. Un estudio dirigido a personas profesionales y trabajadoras de la educación internacional en los Estados Unidos reveló que, pese a que este país es uno de los destinos más populares para estudiantes extranjeros, no se cuenta con una estrategia nacional centralizada que permita potenciar las dinámicas de atracción, bienvenida y seguimiento del estudiantado internacional​ (IDP, 2023)​. En los resultados de esa encuesta se reconoce la importancia de la movilidad académica para la ciudadanía estadounidense en aspectos como la competitividad global, el enriquecimiento cultural, el impacto económico y la diplomacia. En cuanto a su valor económico, la organización de maestras y maestros internacionales NAFSA informa que para el periodo 2022-2023, poco más de un millón de estudiantes internacionales contribuyeron con más de cuarenta mil millones de dólares a la economía estadounidense y sostuvieron más de trescientos sesenta mil empleos​ (NAFSA, 2023)​. Para mejorar la recepción de estudiantes internacionales, ochenta y uno por ciento de las personas encuestadas considera que una estrategia nacional debería incluir la modernización de las políticas de trabajo para estudiantes internacionales con posgrado, mientras que un setenta y cinco por ciento estima importante actualizar los procedimientos migratorios para obtener visas J-1 y F-1 con el beneficio dual intent, que permite solicitar la residencia permanente. 



Podemos entonces afirmar que las recientes restricciones a la migración académica no se deben al daño económico o social que estudiantes de países extranjeros representan para un Estado, sino que responden más bien a una política migratoria de los países del Norte global que opta sistemáticamente por cerrar las puertas a la migración de los países del Sur. 


Una internacionalización académica no tradicional 
Las bases históricas de la movilidad académica se encuentran en las elites sociales que desde el siglo XIX comenzaron a financiar los estudios en el extranjero para sus hijos —en contadas ocasiones también para sus hijas. Dos siglos más tarde, democratización de la educación pública por medio, y pese a la creciente importancia que las instituciones académicas, particularmente las latinoamericanas, le dan a la internacionalización, aún hay muchos desafíos por resolver para contar con un modelo equitativo​ (Gacel-Ávila, 2005)​. Si a esto le sumamos las medidas migratorias restrictivas que se imponen a las y los estudiantes por voluntad política (o a falta de ella), observamos que la tendencia a favorecer y a fomentar la movilidad académica está cambiando. 

Frente a esta situación, surgen opciones para la participación más amplia y accesible, mediante la “internacionalización en casa” que, de acuerdo con Jane Knight, contempla:  
“la internacionalización del curriculum, los servicios y programas en línea, la integración de estudiantes, la organización de actividades y eventos curriculares y cocurriculares, proyectos de investigación, trabajo en equipo, la implementación de una estrategia y su evaluación (cit. en Schmitt Revilla, 2022).” 

En años recientes, una de las actividades de internacionalización en casa, que ha ganado más impulso, es el modelo Collaborative Online International Learning (COIL), que tiene como base el trabajo realizado por docentes para desarrollar módulos de aprendizaje colaborativo con uno o más grupos de pares en el extranjero. Los cursos COIL, sean de una misma disciplina o de distintas, permite a las y los estudiantes, no sólo aprender de los modelos educativos extranjeros sino también obtener habilidades blandas e interculturales, como trabajo en equipo, comunicación, liderazgo y empatía, todas ellas clave para la construcción de la ciudadanía global (Hackett y otros, 2023). 

Si bien se ha hablado de la importancia de los COIL para llevar los beneficios de la internacionalización a un mayor número de estudiantes, es necesario que las instituciones de educación superior destinen recursos humanos y materiales para hacer frente a los desafíos que esta metodología enfrenta, como lo es la reducción de brechas digitales de acceso, uso y aplicación de tecnologías, el acompañamiento institucional en la generación de nuevos lazos de colaboración académica, la capacitación de docentes en las nuevas pedagogías y el reconocimiento académico del trabajo voluntario del que parten estas colaboraciones. 


Conclusión 
La internacionalización de la educación es un elemento que, de incluirse de manera integral en las estrategias de las instituciones educativas, brindará una formación académica de mejor calidad a las y a los estudiantes. Existen varios desafíos para garantizar un acceso más amplio a los programas tradicionales de movilidad académica, como simplificar requisitos académicos, financieros y migratorios, aunque hemos podido ver que hay una tendencia en contra desde los destinos más atractivos en el Norte global, donde las políticas restrictivas nos acercan al riesgo de perpetuar la desigualdad en el acceso y limitar las oportunidades de desarrollo académico.  

Observamos que existen alternativas en la “internacionalización en casa”, con las metodologías COIL ganando rápidamente espacios en los últimos años, aunque no sin sus propios retos y desafíos. Es importante enfatizar la importancia de la educación internacional y unir voluntades, reconocer responsabilidades tanto en los gobiernos como en las instituciones educativas, fomentando el trabajo colaborativo para la construcción de estrategias de internacionalización más accesibles y abarcadoras. 

Debemos trabajar para eliminar barreras y restricciones a las oportunidades de internacionalización y garantizar el desarrollo equitativo para todas y todos los estudiantes. En un siglo XXI que promueve la ciudadanía global, la geografía no debería ser un factor limitante de las posibilidades de desarrollo.
Alfonso Barranco estudió relaciones internacionales en la UNAM y cuenta con una especialidad en Cooperación Internacional por el Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora. Ha trabajado para las oficinas de internacionalización de la UNAM y el IPN y es promotor activo de los ambientes virtuales de aprendizaje. 
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