Contenidos complementarios
24 de marzo de 2025
Texto leído por la doctora Margarita Palacios en la presentación del número 8 de UNAM Internacional, diciembre de 2024, Ciudad Universitari
Gracias por invitarme a esta simbólica mesa. Gracias a la maestra Dolores González Casanova y a Carlos Maza por pensar en mí. Gracias a los forjadores de esta revista y a todos los que nos acompañan presencial o cibernéticamente. Mientras ponía en orden mis emociones después de leer este número 8 de la revista
UNAM Internacional me detuve en el nombre de cada una de sus secciones porque, como seguramente todos ustedes han experimentado, con las palabras reconstruimos y revivimos los hechos. Por eso estas me permitieron pasar revista, en esta simbólica revista, a la memoria de una universidad abierta al mundo; sus textos son el espacio que alberga dos enormes testimonios de nuestra vida académica. ¿Académica, escribo? Perdón, me equivoco gravemente, de nuestra vida; así, sin adjetivos. A estas alturas cronológicas dos unamitas celebran su cumpleaños: cien años de la Facultad de Filosofía y Letras y ochenta años del Centro de Enseñanza para Extranjeros en San Antonio, Texas. Las dos nacieron en el mismo espacio y tuvieron tiempos compartidos, dos semestres para la facultad y dos meses veraniegos para aquella escuela de verano que se hizo CEPE, todo el año, sin interrumpción de estaciones.
Y yo, aquí sentada, en esta mesa que, como todas las mesas, es un espacio de encuentro, reflexión, trabajo y deleite. Ellas, las mesas, suelen convocar a familia y a amigos, al disfrute de manjares jugosos y gustosos. Este número singular no defrauda a sus invitados. Su lectura es un agasajo que comparto con ustedes y que me ha llevado, como a la Zarzamora del Cante Jondo, del canto a la amargura y del llanto a la armonía.
Empiezo por narrar mi primer asombro, el diseño. Las tipografías y los colores son la guía que viaja entre los títulos, los nombres de los autores y las secciones, y brinca del inglés al español, todo imperceptible, todo visual. Después, el índice. Estas páginas anuncian cinco secciones: Encuadre, Entrevista, Entérate, Experiencias y Enfoque. Cinco palabras que coinciden en la misma vocal “E”, sí la vocal de más alta frecuencia en la lengua española, ¿lo sabían? ¡Claro que sí! Pero, como amante de los sonidos, quería repetirlo. Seguramente estos títulos tienen sentido y cadencia en el editor porque resuenan en cada uno de estos capítulos, con voz de tiempo. Feliz selección, que no coincidencia. El primero, el Encuadre, sitúa la historia, el conocimiento, la ciencia y los territorios creando un proceso de tranformación cinematográfica que nos alienta y desalienta para cruzar las fronteras. Este encuadre pone en un marco de referencia los recorridos del tiempo para proyectar la UNAM abierta a los otros y para los otros, la vida académica con fronteras porosas. Pero, ¿cómo lo están hciendo? La siguiente sección, Entrevista, anuncia “el cómo” con entrevistas a cien años de humanidades, a ochenta años de enseñar nuestra lengua-cultura y preguntándonos si esto nos gusta. Pero, como para que nos guste es preciso que estemos informados, la tercera sección, Entérate, se encarga de ello. El ello de las ediciones virtuales, de la democracia, del ingenio creativo del ser humano, de la economía y la cultura. Todos son tópicos reunidos gracias a una cópula conjuntiva que se encarna en los repositorios y en nuestra memoria, sin olvidar aquellos lomos de libros antigüos que invitan a las caricias. Esta unidad cierra, como era esperarse, con una feria, con la algarabía del libro humanístico.
La cuarta sección, Experiencias, rompe el ritmo de la sílaba “en” conduciéndonos, suavamente al mundo cuestionado de la X, aquella que obligó a Austin a escribir un libro titulado ¿
Cómo hacer cosas con palabras? Porque, como todos nos hemos preguntado también, ¿dónde está la virtualidad virtuosa de los hechos? Y una catarata de eunciados brincan de un artículo a otro para decirnos que ésta se encuentra en la resistencia, la de Alcira , la de los pasillos de una facultad con las huellas de los humanitas que la han amado y las heridas de los que la han maltratado; en la mía, donde he transitado desde 1961, en el jardín de Rosario Castellanos donde la vida hiende vida y la muerte es espectáculo en noviembre. Por ello, por todo esto
narravivido, creo, personalmente, que vale la pena enseñar a escribir para los pequeños gigantes, nuestros niños, porque esperamos sus pasos para seguir cumpliendo muchos años y para que ellos, en sus vidas sabáticas, sigan abriendo fronteras con proverbios y cabañuelas. La sección cierra e inaugura esperanzas, una maestría en geografía que abre fronteras y engrandece un espacio pequeño. Así, con experiencia, se explica el “cómo” del enfoque primario de esta bien lograda revista.
Con Enfoque se inaugura lo que viene; recuperando la sílaba “en” aparece el foco de la atención en el espléndido escenario donde somos actores, todos con papeles diversos, todos con un enfoque convergente de responsabilidad y compromiso entendido desde la diversidad humana. El ojo fotográfico rememora aquello que vimos, que alguien nos contó… Estos cuerpos de la historia con ropajes de piedra son legado de otras experiencias, de otras comunidades que son nuestras. Los archivos arquitectóncos, generosos, se abren, los ojos se detienen, contemplan, la memoria hace preguntas y el lector emotivo se cuestiona: ¿Soy parte de este todo? Creo que nadie cerrará la revista sin volver a abrirla en estas páginas que la cierran porque la belleza es un placer armónico no solamente para los habitantes de este territorio puma sino también para los de otras tierras, aquellas que a los pumas nos gusta visitar, entrevistar y revisar o, por menos re-ver desde nuestras fronteras.
Cada artículo en este número es testimonio del potencial humano cultivado en la UNAM, incluye temas desde la inteligencia artificial hasta el análisis masivo de datos, herramientas que implican transdisciplina. En sus páginas se significan y resignifican las ciencias humanísticas y se dignifica la función social de la UNAM en un espacio internacional e interdisciplinario que consolida su prestigio académico más allá de nuestras fronteras.
En los siguientes minutos abriré, a hurtadillas, algunas ventanas en cada una de las secciones y dejaré muchas otras, a su curiosidad. Por ejemplo:
Evelia Trejo, en “El Colegio de Historia”, narra su asombro en el pasillo, sus ojos sobre los horarios, el despliegue de materias y su experiencia con “mis admirados profesores”, Eduardo Blanquel, Andrea Sánchez, Ernesto Lemoine, Josefina McGregor, Miguel Soto, su experiencia como profesora e investigadora todo acompañado por imágenes de la memoria inmortalizadas gracias a la fotografía.
“Unificar el conocimiento”, explica Eder Ávila, nos introduce en la importancia de los repositorios de datos que han abierto un nuevo y dinámico camino a la investigación con imágenes de razas, algoritmos y archivos de violencia racial. Todos son abismos para incursionar en el marco de la posibilidad de un mundo vertiginoso cargado de innovaciones digitales.
El equipo de investigación lidereado por Laura Montes de Ocanoc nos descubre y descubre al mundo en una serie documental que se exhibe en la televisión canadiense y en YouTube para visualizar los retos y oportunidades que las mujeres migrantes, profesionistas latinoamericanas, enfrentan y superan en “tierra de otros”.
Adriana Sandoval, con “Dinámicas socioterritoriales”, explica que en este intento interdisciplinario nacieron los nombres que representaron las nuevas experiencias, por ejemplo, estudios de la comunicación, ciencias administrativas y ciencias del comportamiento.
Carlos Peraza recupera el espacio urbano “De coches a ciudadanos” con un diseño social que invita a reflexionar sobre nuestra vida peatonal. Y “La transformación del mundo en cine” que escribe Santiago Torres me hizo pensar en Emilio García Riera, donde “el cine es mejor que la vida”. Las imágenes son imperdibles. Federico Sastré-Barragán nos confirma que la musica “cruza fronteras” y que su pluralidad multidisciplinaria alberga a internos y a externos. Las entrevistas de Ximena Gómez y Carlos Maza son un encuentro con las memorias del archivo y con la de los otros, los que viven en las fotografías de una Facultad de Filosofía y Letras que se mudó desde el Palacio de la Autonomía hasta Ciudad Universitaria dejando profunda huella en Mascarones. Son el despertar de la internacionalización de los estudios de la lengua española y la cultura mexicana que nace en la escuela de Extensión de la UNAM en San Antonio, donde felizmente participé. Nos hospedábamos en casas de maestros para impartir los cursos en Trinity College. Una gran aventura que lidereaba don Antonio Castro Leal. Y me pregunto: ¿Cómo inventaban y realizaban tantas cosas? Sin miedo, como los grandes, me digo… Como los grandes…
La sección “Entérate” tiene siete valiosos tópicos para enterarse. Se me acaba el papel pero no dejen de enterarse de los libros virtuales de Enrique Flores, un espectáculo transbarroco; de las andanzas actuales de la filosofía de la democracia analizadas por Abelardo Villegas en 1992 y de las que da cuenta Ana Luisa Guerrero; de las reflexiones de Fernando Serrano sobre la protección jurídica de las creaciones humanas; de las interacciones entre la cutura y la economía que escriben Marcos Valdivia y Fernando Lozano; del viaje de editores por las imprentas mexicanas de Mariana Masera, y del recorrido por la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filológicas de Olivia Moreno.
Verónica Langer trae imágenes y recuerdos para todos los que convivimos con Alcira Soust. Entonces, los tendederos de Filosofía no se vestían de improperios; eran hilos de los que pendían los poemas de Alcira y los de su autor preferido: León Felipe. “Qué ironía —escribe Verónica en su texto— mientras los soldados son recibidos con sus versos, ese mismo día, el gran poeta muere”. Yo no conocía este trágico juego del destino…Y podrán hacer un recorrido por los espacios emblemáticos de Filos, guiados por ocho de sus egresados. ¿Yo? Llegué a este territorio puma por la puerta de Filosofía y Letras, y llegué, como muchos colegas, para quedarme…
Dejo en el teclado otros textos y emociones que atesoro después de leer este volumen que Ximena Gómez clausura describiendo los espacios arquitectónicos históricos de nuestra universidad como un “reflejo de identidad y legado en las universidades”. ¿Acaso una universidad no es el mejor legado que debiera celebrarse día a día en la mesa de nuestra ciudadanía? Contémosle al mundo este maravilloso cuento de hadas y hados que es una realidad. Disfruten este singular volumen hecho desde aquí para todos allá y acullá. Muchas gracias